El Guácharo o Tayo y el Ecosistema de las Cuevas

     
  En las zonas montañosas de América del Sur, y específicamente en las cuevas, vive un ave muy rara conocida como guácharo, guaicharo o tayo (Steatornis caripensis), descubierta por el explorador alemán Alexander von Humboldt en las cuevas de Caripé, en Venezuela.

Es un ave de color marrón con manchas blancas y negras, una cola larga, y con cerdas alrededor del pico. Llega a unos 48 cm de largo, incluyendo la cola.

Es de costumbres nocturnas y gregarias, tanto en las cuevas como cuando sale en busca de alimento. Se aleja de las cuevas hasta 25 km en busca de su alimentos, que son frutos de palmeras y otras especies de los bosques.

En las profundas y oscuras cuevas se orienta con un sistema parecido al radar (ecolocación), emitiendo sonidos (clic-clic) que al reflejarse contra los objetos son captados por el ave y le permiten volar en la oscuridad. También emite sonidos fuertes en forma de graznidos, que producen un ruido ensordecedor.

En el Perú las principales cuevas donde habita el guácharo son las Cuevas de San Andrés (Cutervo, Cajamarca), la Cueva de las Lechuzas (Tingo María, Huánuco), la Cueva de Los Tayos (Amazonas) y las de Ninabamba (Cajamarca).

¿SABÍAS QUÉ?

Construye sus nidos con barro y excrementos en las paredes de las cuevas. La hembra pone de 2 a 4 huevos blancos, que se tornan de color marrón por la suciedad del nido. Los pichones son alimentados con pulpas regurgitadas de frutos.

Los pichones son muy gordos y las gentes del lugar los cazan y los fríen para obtener la grasa, que es utilizada par la alimentación y como medicina.

La tala de los bosques y la cosecha indiscriminada de los pichones ha reducido las poblaciones de esta especie.



Las cuevas donde vive el guácharo forman un ecosistema muy especial, que ha sido estudiado en la Cueva de las Lechuzas de Tingo María. En estas cuevas el guácharo se alimenta de los frutos de 24 especies de árboles y palmeras, constituyendo éstas cerca del 70% de sus alimentos (pijuayo o chonta el 42%).

En el piso de las cuevas se acumula una gran cantidad de semillas y restos de los frutos, que constituyen la base de la red trófica en las mismas. Todo el delicado equilibrio de la fauna se basa en el aporte de restos orgánicos que las aves transportan a la cueva (excrementos y animales muertos).

Cerca de 50 especies de artrópodos (32 de insectos, 13 de arañas) viven directa o indirectamente a expensas de las semillas y restos orgánicos, que son descompuestos en fases sucesivas, en cada una de las cuales intervienen artrópodos diferentes:

En la transformación de las semillas a detritos gruesos intervienen especialmente coleópteros. En el proceso de detritos gruesos a detritos finos intervienen cucarachas (Blattidae) y coleópteros. Para la transformación de detritos finos a humus intervienen cucarachas, milpiés, moscas, coleópteros y otros. Finalmente, para transformar el humus en suelo húmico intervienen colémbolos, ácaros e isópodos.

En cada etapa, la fauna detritívora sirve de alimento a otras especies carnívoras como arañas (tarántulas y varias otras), insectos (cucarachas, coleópteros carnívoros), ciempiés o escolopendras, pseudoescorpiones, alacranes, etc.

En las cuevas viven otras especies, como murciélagos, que las usan para descanso.
 
     

             
 
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