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El dióxido de azufre (SO2) es producido
por la combustión de materiales fósiles (especialmente de
petróleo y carbón, que por su origen contienen azufre) y por
muchos procesos de la industria química. El S02 es un gas incoloro,
venenoso, más pesado que el aire, y en altas concentraciones tiene
un olor picante. Por reacciones fotoquímicas en el aire, especialmente
en condiciones de alta humedad, se transforma lentamente en trióxido
de azufre (SO.), el cual se disuelve en las partículas de agua, transformándose
en ácido sulfúrico (H2 SO4)' uno de los ácidos más
fuertes.
Los efectos sobre la salud y el ambiente de los óxidos de azufre
son los siguientes:
· Al penetrar a las vías
respiratorias destruye las pilosidades o cilios del epitelio del
sistema pulmonar, que tienen la función de evacuar partículas
de polvo y aerosol de los bronquios. Este efecto es especialmente manifiesto
en los niños, que pueden desarrollar una enfermedad aguda, que se
manifiesta por una tos seca y fiebre, y, en casos extremos, puede producir
la muerte por asfixia.
· La influencia
sobre la vegetación se manifiesta desde daños a las
hojas hasta la muerte de las plantas. En primer lugar las puntas de las
hojas se ponen amarillas y, en casos extremos, la hoja se enrolla y muere.
Cuando el envenenamiento es fuerte la planta puede morir. En las áreas
de cultivo se malogran las cosechas.
· El SO2 también es un efectivo
destructor de los monumentos históricos
de piedra y mármol, porque al transformarse en ácido
sulfúrico corroe la piedra.
EN
CONCLUSIÓN |
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En el Perú, los daños producidos por este
gas son manifiestos en los alrededores de la fundición
de La Oroya, donde se han quemado cerca de 250 000 ha de
pastos naturales, y en Ilo les los cultivos agrícolas
sufren daños por los gases de la fundición. |
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