LA FIESTA DEL INTI RAYMI
Celebración suprema del Imperio Incaico


     
Una mirada hacia el Inti Raymi en su momento real, nos daría la visión del Inca Soberano cargado en una litera de oro y plata, acompañado de un séquito de curacas y otros dignatarios llegados de todos los suyos del Imperio, luciendo sus mejores galas, al son de pututos, cornetas, tambores y quenas.

El hombre-dios, como también era considerado el Inca, vestía magníficos ropajes hechos de fibras finas de vicuña, una túnica inmaculada que le caía hasta las rodillas, una banda de tela formando calzón, una capa larga y ancha decorada con motivos geométricos que se anudaba sobre el hombro derecho a fin de dejar libres sus brazos.

Calzaba sandalias de lana blanca, una cinta rodeaba sus piernas debajo de cada rodilla y tobillo, usaba cabello corto y sus orejas se estiraban bajo el peso de enormes discos de oro.

La mascaypacha, símbolo máximo de su poder, era una trenza multicolor enrrollada sobre su frente, de la que pendía el llautu, franja roja con borlas rojas fijadas en pequeños tubos de oro.
     
Sobre la mascaypacha llevaba un penacho de cuyo extremo superior colgaban tres plumitas negras y blancas del pájaro sagrado curiquinga. El Inca sostenía un largo cetro de oro coronado con plumas, sobre el pecho llevaba un disco de oro que representaba al sol, y a su costado tenía una bolsa bordada para guardar la sagrada hoja de coca.

El Soberano comía y bebía en vajilla de oro y plata, luego de haber ayunado durante tres días consecutivos y en continencia sexual, al igual que los asistentes al Inti Raymi.

De un momento a otro, en medio de un silencio sepulcral, el Inca se ponía de pie y extendiendo los brazos iniciaba una oración en quechua dedicaba al dios Sol, y en un acto de sumisión le prometía obediencia, respeto y adoración, mientras la multitud permanecía en cuclillas y descalza.

Posteriormente el sacerdote principal del Imperio, también con los brazos hacia el cielo, ofrendaba al dios Sol las vísceras arrancadas de una llama negra sacrificada en su honor.
     
El 24 de junio, fecha en que se celebra el Inti Raymi, era el primer día del año asociado al inicio de la etnia Inca, y es cuando el sol está en su punto más bajo y alejado del Cusco, dando inicio al solsticio de invierno.

El Inti Raymi se inicia con los primeros rayos solares de ese día, mientras el pueblo entona un haylli o canción de regocijo y alegría, adorando al dios Sol con los brazos abiertos.

El Inti Raymi se celebraba originalmente en la Plaza Huacaypata, hoy Plaza de Armas del Cusco. La última vez que se celebró en presencia de un Inca fue en 1535, luego en 1572 fue prohíbido por el virrey Francisco de Toledo al considerarlo pagano, aunque se siguió realizando en forma clandestina.

El Inti Raymi tal como se celebra ahora se reconstruyó a partir de las crónicas del Inca Garcilazo de la Vega y se realiza en un nuevo escenario que es la Fortaleza de Sacsayhuamán, donde cientos de miles de personas vienen de todas partes del mundo para presenciarlo.
     
  En esta fiesta ritual se agradece el regreso del sol al Cusco, ya que con el favor de su calor la tierra se fecundará, dando inicio a la época de siembra que traerá el bienestar a todos los hijos del Tahuantinsuyo.

¡¡¡ La magia del Inti Raymi se conserva hasta el día de hoy y perdurará en las generaciones futuras !!!
 
     
 
Cita de
Cronista :
El Inca Garcilazo de la Vega en su obra Comentarios Reales de los Incas anota: "Hazían esta fiesta al Sol en reconoscimiento de tenerle y adorarle por sumo, solo y universal Dios, que con su luz y virtud criava y sustentava todas las cosas de la tierra. Y en reconocimiento de que era padre natural del primer Inca Manco Cápac y de la Coya Mama Ocllo Huaco y de todos los Reyes y de sus hijos y descendientes, embiados a la tierra para el beneficio universal de las gentes, por estas causas, como ellos dizen, era solenníssima esa fiesta".
 
     
Investigación y Elaboración: PERÚ ECOLÓGICO / Actualización: Junio 2007

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