La Temperatura y los Seres Vivos |
Además del calor proveniente del exterior,
por las radiaciones infrarrojas del Sol, los animales poseen calor propio,
proveniente de los procesos de transformación u oxidación
de los alimentos. En base a esta producción de calor y a la velocidad de intercambio entre el organismo y el medio, se distinguen animales de temperatura cambiante o "sangre fría", denominados poiquilotermos, y animales de temperatura constante o "sangre caliente", denominados homotermos. Los poiquilotermos producen relativamente poco calor y éste se desprende rápidamente al ambiente. Por esta razón necesitan, para entrar en actividad, el calor ambiental, como es el caso de los reptiles (lagartijas, caimanes, culebras), anfibios (sapos y ranas), e insectos, entre otros. Por ejemplo, las lagartijas de la Puna (Liolaemus spp.) son incapaces de moverse y huír de un depredador antes que el sol caliente el ambiente, y viven bajo las piedras, las matas de pasto, y en las grietas de las rocas, que son lugares más abrigados y donde se protegen. Los poiquilotermos resisten temperaturas desde pocos grados bajo cero hasta más de 500 C; los homotermos pueden vivir también a temperaturas más bajas. Las especies que soportan grandes diferencias de temperatura se denominan euritermas, y estenotermas las que soportan pocas diferencias. La temperatura ambiental es determinante también para la reproducción y el desarrollo. Generalmente a mayor temperatura el desarrollo es más rápido, es decir, el tiempo requerido para una determinada etapa del desarrollo se acorta. La razón está en que a mayor temperatura se aceleran los procesos fisiológicos del organismo. La influencia de la temperatura sobre el proceso de reproducción y el número de descendientes es determinante en muchos casos. Por ejemplo, la maduración de los huevos de la mosca doméstica (Musca domestica) demora 20 días a 20º C y sólo 4 días a 30º C. Asimismo, se ha comprobado que las aves de la Puna ponen menos huevos que sus congéneres de las partes más bajas o tienen un periodo de incubación más prolongado para compensar las bajas temperaturas. La pichisanka o gorrión americano (Zonotrichia capensis) pone un promedio de dos huevos en la Puna y hasta cinco en las partes más bajas, como en la costa. Todo ser vivo, planta o animal, es sensible a una temperatura mínima, óptima y máxima, en forma especial las plantas. Esto determina la distribución de los organismos por zonas cismáticas, debido a las adaptaciones a la temperatura ambiental. Existen animales y plantas propios de las zonas frías y de las zonas cálidas. Las especies de las zonas cálidas no pueden vivir en las zonas frías en forma natural. Por ejemplo, la palmera pijuayo de la selva amazónica no puede crecer en la Puna, por estar adaptada a las zonas cálidas. La trucha es un pez de aguas frías y no puede vivir en aguas cálidas, por eso prospera en las aguas frías de la Sierra. Los animales de sangre caliente u homotermos pueden adaptarse a diferentes ambientes tanto fríos como cálidos, porque regulan su temperatura corporal. Esta cualidad les da una mayor adaptabilidad a distintos ambientes cismáticos y les permite un mayor rango de distribución. Por ejemplo, los cerdos y los vacunos pueden vivir tanto en zonas cálidas como frías, porque logran mantener su temperatura y desarrollaron ciertas adaptaciones a esas condiciones. |
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