|
Una de las especies más raras de la
fauna del bosque seco ecuatorial del país y a nivel mundial es la
pava de ala blanca o aliblanca (Penelope albipennis), un ave del orden de
las galliformes y la familia de los crácidos.
Fue descrita en el siglo pasado por el ornitólogo polaco Takzanowski
en base a ejemplares colectados por los ornitólogos Stolzmann y M.
Jelski en 1877, en los manglares de Tumbes, en la isla Condesa. Se la creyó
extinta por un siglo y sólo era conocida por tres ejemplares existentes
en los museos; hasta que, en 1977, se encontró una pequeña
población en el Dpto. de Lambayeque, en la quebrada de San Isidro.
Esta ave se ha convertido en todo un símbolo para salvar a una especie
de la fauna mundial en grave peligro de extinción, en una conjunción
de esfuerzos privados y públicos, nacionales e internacionales.
La pava aliblanca es una ave del tamaño de una gallina grande, de
color marrón oscuro, con el dorso, las alas y la cola de color negro
brillante. Tiene una pequeña cresta, y las plumas blancas en las
alas son su aspecto distintivo. La garganta es de color anaranjado rojizo.
Es de vuelo pesado, como todas las pavas de monte, y hace un fuerte ruido
al volar. Prefiere vuelos cortos de un árbol a otro.
IMPORTANTE |
|
En el pasado era muy abundante en los manglares de Tumbes
y se la veía hasta cerca de la ciudad, y su distribución
llegaba hasta el río Saña. Sin embargo, la
caza fue mermando lentamente la población, y cuando
fue colectada en 19877 ya era difícil de encontrar.
Ya en el siglo pasado Stolzman escribía lo siguiente:
"la nunca localidad segura para esta Penélope
en la cercanía de Tumbes es la isla Condesa, una
de las numerosas islas pequeñas en el delta del río.
Esta isla está enteramente rodeada por un impenetrable
bosque de rizóforos, mientras en el centro está
cubierto de matorrales altos. Esta Penélope pasa
todo el día en los inaccesibles matorrales, abandonándolos
sólo al amanecer y atardecer para buscar alimentos
entre los árboles, algarrobos..."
Hoy en día existe un población pequeña
en estado silvestre en Laquipamapa y se ha tenido éxito
en criarla y reproducirla en cautiverio. El Ing. Gustavo
del solar, de chiclayo, ha puesto su tiempo y su entusiasmo
a disposición, y, con apoyo internacional y de la
Fundación Backus Pro Fauna, ha logrado reproducirla
en cautiverio, incubando los huevos con gallinas. De esta
manera ya se tienen más de 60 ejemplares. Una vez
aumentada la población se iniciará la repoblación
en áreas silvestre, liberando ejemplares. |
| |
En los lugares donde sobrevive prefiere aquellas zonas donde hay higuerones
(Ficus sp.), cerca de los jagüeyes. Se alimenta preferiblemente de
frutos de higuerones y hojas de ciertas plantas, como el algarrobo.
Construye un nido de palitos entre las ramas donde pone entre dos y tres
huevos. Los polluelos se mueven entre las ramas y son alimentados al principio
por la madre, que también los cubre con sus alas para protegerlos.
Cuando Jelski colectó una hembra en Tumbes, esta protegía
a dos pichones entre sus alas.
EN
CONCLUSIÓN |
|
Todos sabemos que en el Perú existen muchos problemas
sociales y económicos, y muchos podrían pensar
que invertir fondos para salvar a una pava no es de ninguna
prioridad. Sin embargo, su extinción total sería
una pérdida irreparable para el patrimonio natural
del país y del mundo. Pensemos que la extinción
es para siempre e irreversible. Desaparecida una especies
de planta o animal de la Tierra, no es posible recrearla
ni con la más sofisticada tecnología. La pérdida
de una especie viviente empobrece no sólo a nuestro
país sino también al mundo. Todos debemos
colaborar en la tarea de conservar las especies en peligro. |
| | |
|